Cada año la cantidad de divorcios aumentan en nuestro país.
En 2021 se registraron 86.851 divorcios, un 12,5% de más que en el año anterior. En esos casos todos los bienes comunes se han de repartir. Otro dato es que en el 43,1% de los casos se otorgó la custodia de los hijos ya que es una responsabilidad de los padres.
Pero la pregunta que surge es ¿Qué ocurre con nuestras queridas mascotas?
Veamos primeramente lo que dictamina la ley.
Según el artículo 333 del Código Civil, los animales domésticos reciben el mismo tratamiento que los bienes muebles, es decir que son los mismos que objetos que poseamos.
Sin embargo, en diciembre de 2017, se aprobó una nueva ley en el Congreso de los Diputados (Ley 17/2021), donde se pasaba a considerar a los animales como seres vivos dotados de sensibilidad. Dejaban de ser objetos inanimados y considerados por nuestras normas penales a la hora de exigir responsabilidades. El 5 de enero de 2022, se dio un paso más en el régimen jurídico de los animales, considerándoles como un miembro más de la familia.
Según lo considerado, a ¿Quién le corresponde la custodia?
Como en todo proceso de divorcio o separación, la mejor opción es llegar a un convenio de mutuo acuerdo donde se establezca las condiciones y la custodia de la mascota. Mediante abogado se puede establecer a quien le pertenece la custodia o incluso programar un régimen de visitas.
Si no se llega a ningún acuerdo, se tendría acudir a los tribunales mediante un divorcio contencioso. En ese caso, la responsabilidad recae exclusivamente en el juez y decidirá a quién le corresponde la custodia o si está es compartida.
Hasta hace poco, lo más habitual era que, en caso de divorcio, el responsable de la custodia era para el dueño o propietario del animal.
Pero hay que tener en cuenta una sentencia reciente del Juzgado de Primera Instancia número 9 de Valladolid con fecha de 27 de mayo de 2019 donde el juez dictaminó la custodia compartida de un perro.
¿Qué factores tendrá en cuenta el juez?
El juez podrá decidir si el responsable del animal recae en un solo cónyuge o la posibilidad de una custodia compartida. Para decidirlo, tendrá en cuenta el interés y el bienestar tanto del animal como el de la familia.
Los factores son los siguientes:
– Quien es el propietario legal del animal
– Si ya pertenecía a unos de los cónyuges antes de contraer matrimonio.
– El grado afectivo de parte de los hijos si hubiera.
– El bienestar de la mascota.
Teniendo en cuenta todo esto, el juez puede sentenciar con quien debe convivir el animal, el reparto de la convivencia en caso de que fuera compartida y finalmente las cargas y el cuidado de este.
Un divorcio siempre es un proceso complicado y doloroso. De por sí es más complicado si hay hijos, pero igualmente existe un sentimiento de amor y afecto a nuestras mascotas, sobre todo si llevamos muchos años conviviendo con ella.
